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El proyecto con el que China busca dominar la influencia cultural mundial

Interior futurista de la Biblioteca de Tianjin Binhai en China, con una enorme esfera central luminosa rodeada de estanterías onduladas y visitantes recorriendo el espacio, simbolizando la potencia cultural de China

Pekín impulsa la potencia cultural de China con una estrategia que combina política, tecnología y expansión global para influir al mundo hacia 2035.

Xi Jinping avanza en su objetivo de consolidar la potencia cultural de China, un propósito estratégico reiterado al más alto nivel del Estado. La meta, fijada para 2035, combina ambición política, expansión internacional y uso intensivo de tecnología para proyectar la cultura china más allá de sus fronteras. Este movimiento refleja una visión interna de fortalecimiento ideológico y un esfuerzo deliberado por aumentar su capacidad de influencia global.

Las declaraciones recientes del Gobierno chino y diversos análisis muestran cómo el país integra control narrativo, innovación tecnológica y crecimiento editorial en un proyecto cultural sólido. Todo esto alimenta el ascenso de la potencia cultural de China, que busca disputar el liderazgo cultural tradicionalmente dominado por Occidente.

A medida que el país consolida esta estrategia, surge una pregunta de fondo: ¿cómo cambiará el equilibrio de poder cultural en un mundo interconectado?

Una estrategia cultural con ambición política

Los lineamientos oficiales emitidos desde Beijing dejan claro que el proyecto cultural chino está profundamente ligado a la gobernanza del país. Xi Jinping insiste en que la cultura socialista con características chinas será la base del fortalecimiento nacional. Esta visión posiciona la cultura como un medio para unificar al país y sostener la narrativa ideológica.

En este modelo, el Partido Comunista ocupa un rol central en la supervisión de la producción intelectual y artística. La potencia cultural de China se construye así bajo un marco político coherente, orientado a convertir la cultura en una herramienta de cohesión y estabilidad.

Esta estructura también cumple un propósito externo: proyectar una imagen de China moderna, disciplinada e influyente. La meta de 2035 no solo busca fortalecer el interior, sino reposicionarse en el escenario global.

El impulso editorial que alimenta el soft power

El sector editorial ofrece una mirada concreta de cómo se ejecuta esta estrategia. Según análisis recientes, China está encaminada a convertirse en la fuerza más influyente del mundo en materia de publicaciones. Su enorme mercado interno y su agresiva expansión internacional explican este avance.

Las editoriales estatales han diversificado métodos de distribución y adoptado tecnologías de vanguardia, especialmente en comercio digital. Su capacidad para adaptarse rápidamente contrasta con la evolución más lenta de sus pares occidentales.

Al exportar obras, traducir contenidos y adquirir derechos, China extiende su narrativa hacia regiones estratégicas. Este movimiento fortalece la potencia cultural de China, conectando sus historias y perspectivas con audiencias globales.

La dimensión académica: un motor silencioso de influencia

El ámbito académico constituye otro pilar del proyecto cultural chino. Con un crecimiento masivo en publicaciones científicas e inversión en investigación, China ha superado a Estados Unidos en artículos altamente citados.

El gobierno impulsa la creación de revistas académicas de alto nivel administradas localmente, buscando reducir la dependencia de plataformas extranjeras. Esto permite a China no solo producir conocimiento, sino controlar su difusión.

Para 2030, se espera que el país tenga mayor peso global en ingeniería, medicina y ciencias ambientales. Este ascenso académico fortalece la potencia cultural de China al consolidar su papel como generador y curador de conocimiento.

Alianzas y diplomacia cultural

Más allá del ámbito editorial y académico, China ha incorporado la cultura a su diplomacia. A través de iniciativas vinculadas a la Franja y la Ruta impulsa traducciones, festivales de lectura y programas de cooperación que refuerzan su presencia en Asia, África y América Latina.

Estas alianzas facilitan el intercambio de autores, investigadores y creadores, ampliando la influencia cultural del país. Las editoriales estatales, presentes en más de 180 países, son herramientas clave en esta expansión.

Este despliegue cultural opera en sincronía con los objetivos geopolíticos más amplios del Estado chino, consolidando progresivamente la potencia cultural de China.

Un poder cultural en construcción

La combinación de políticas estatales, avances tecnológicos y expansión editorial muestra un país que busca transformar su papel global. China parece haber alineado ambición y capacidad, generando las condiciones necesarias para un proyecto cultural duradero.

Si estas tendencias continúan, el poder cultural global podría experimentar un reordenamiento profundo, con China ocupando una posición central.

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Robinson Gualteros

Investigador. Exploro temas en tendencia y verifico sus fuentes