A pesar de vivir en una era de repúblicas y democracias, todavía hay países que aún tienen reyes o reinas gobernando desde sus palacios. Aunque la mayoría de estas monarquías ya no poseen poder absoluto, siguen siendo piezas clave de la identidad nacional y símbolos de estabilidad para millones de personas.
Lejos de ser reliquias del pasado, muchos de estos reinos han aprendido a adaptarse. Con una mezcla de tradición, diplomacia y marketing, las casas reales han sabido reinventarse para seguir vigentes en pleno siglo XXI. Algunos, incluso, generan más turismo que cualquier campaña publicitaria.
A continuación, repasamos los 13 reinos que aún existen en el mundo, quiénes los encabezan y qué los hace tan singulares.
1. Reino Unido
El Reino Unido está encabezado por el rey Carlos III, quien además es jefe de Estado en otros países de la Commonwealth como Canadá y Australia. Se trata de una monarquía constitucional que, aunque no interviene en el gobierno, mantiene una enorme influencia simbólica y mediática. La familia real británica sigue siendo un fenómeno cultural global y un poderoso imán para el turismo.
2. España
En España, el rey Felipe VI representa una monarquía parlamentaria moderna que busca equilibrio entre tradición y transparencia. La Casa Real española, una de las más antiguas de Europa, ha atravesado crisis y renovaciones, pero continúa siendo un referente de estabilidad institucional. Su esposa, la reina Letizia, es periodista de profesión y la primera plebeya en acceder al trono español.
3. Suecia
El rey Carlos XVI Gustavo reina en Suecia desde 1973 bajo una monarquía constitucional que se caracteriza por su sobriedad. La familia real sueca es conocida por su cercanía con el pueblo y por su estilo de vida discreto, muy acorde con la cultura escandinava. Su popularidad se mantiene gracias a una imagen moderna y familiar.
4. Noruega
En Noruega, el rey Harald V ejerce como figura simbólica y unificador nacional. Amante del mar y participante en los Juegos Olímpicos como navegante, el monarca noruego es respetado por su sencillez y compromiso con la igualdad social. Su esposa, la reina Sonia, fue también una ciudadana común antes de casarse con él, algo impensado en su época.
5. Dinamarca
El rey Federico X ascendió al trono danés en 2024 tras la abdicación de su madre, la reina Margarita II, quien gobernó por más de medio siglo. Dinamarca es una monarquía constitucional y una de las más queridas por sus ciudadanos, que ven en la familia real un símbolo de continuidad y modernidad a la vez. Su esposa, la reina Mary, es originaria de Australia, un dato que la convirtió en un ícono internacional.
6. Países Bajos
En los Países Bajos, el rey Guillermo Alejandro combina tradición y pragmatismo neerlandés. Antes de ser rey, trabajó como piloto comercial, lo que le dio una imagen cercana y humana. Su esposa, la reina Máxima Zorreguieta, nació en Buenos Aires, Argentina, y es la única monarca latinoamericana en funciones en Europa. Su compromiso con causas de inclusión financiera la ha convertido en una figura respetada a nivel mundial.
7. Bélgica
El rey Felipe de Bélgica lidera una monarquía nacida en 1831, tras la independencia del país. Aunque su rol es principalmente protocolario, desempeña un papel importante en la conciliación política de un Estado dividido por regiones lingüísticas. Su sobriedad y discreción han fortalecido la imagen de la institución. Su esposa, la reina Matilde, es psicóloga y habla cinco idiomas.
8. Mónaco
El pequeño principado de Mónaco es gobernado por el príncipe Alberto II, hijo de la legendaria actriz Grace Kelly. Su monarquía, de carácter constitucional, combina glamour y diplomacia. Bajo su liderazgo, el país ha impulsado políticas ambientales y consolidado su estatus como destino de lujo europeo.
9. Liechtenstein
El príncipe Hans-Adam II gobierna Liechtenstein, una de las pocas monarquías europeas donde el soberano aún conserva poder político real. Su familia ha promovido un modelo de desarrollo económico basado en la estabilidad financiera y el respeto por la tradición. A pesar de su tamaño, el principado goza de una notable prosperidad.
10. Tailandia
En Tailandia, el rey Maha Vajiralongkorn, conocido como Rama X, encabeza una monarquía profundamente respetada y protegida por leyes de lesa majestad. Aunque su figura ha generado controversias, sigue siendo un símbolo de unidad en una nación donde la lealtad a la realeza forma parte de la identidad cultural. La familia real tailandesa es considerada sagrada por muchos de sus ciudadanos.
11. Bután
El rey Jigme Khesar Namgyel Wangchuck reina en Bután, un pequeño reino del Himalaya que mide su desarrollo mediante la “Felicidad Nacional Bruta”. Su enfoque en el bienestar espiritual y ambiental lo ha convertido en un ejemplo de liderazgo moderno con raíces tradicionales. Su esposa, la reina Jetsun Pema, es admirada por su juventud, sencillez y cercanía con la población.
12. Arabia Saudita
El rey Salman bin Abdulaziz Al Saud lidera una de las pocas monarquías absolutas que persisten en el mundo. Arabia Saudita concentra un poder político y religioso sin precedentes en su soberano, quien gobierna en conjunto con una poderosa familia real. Su influencia se extiende desde la política global hasta el mercado energético mundial.
13. Marruecos
El rey Mohamed VI gobierna Marruecos bajo un sistema constitucional donde el monarca mantiene una fuerte influencia política y religiosa. Es uno de los líderes más ricos del mundo árabe y ha impulsado reformas económicas y sociales significativas. Su esposa, Lalla Salma, fue la primera mujer marroquí en asumir el título de reina consorte y ha destacado por su labor en educación y salud pública.
¿Por qué siguen existiendo hoy?
Más allá de los títulos y las coronas, los reyes y reinas modernos se han convertido en figuras mediáticas, embajadores culturales y motores del turismo. Desde los fastuosos castillos europeos hasta las coloridas ceremonias asiáticas, las monarquías continúan siendo parte del encanto global.
Y aunque el poder político de muchos es limitado, su presencia sigue recordando que en algunos países que aún tienen reyes o reinas, la historia se niega a perder su trono. En un mundo que cambia a toda velocidad, estas dinastías sobreviven gracias a un delicado equilibrio entre el protocolo y la popularidad, entre el pasado y la modernidad.
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