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El milagro del desierto florido de Atacama: belleza, ciencia y conservación en Chile

Camino de tierra atravesando un extenso campo de flores rosadas y lilas en el Desierto Florido de Atacama durante la primavera austral, bajo un cielo azul despejado

El Desierto Florido de Atacama revela cada pocos años un espectáculo único: miles de flores transforman la aridez en vida y color efímero.

En el corazón del norte chileno, donde el silencio domina y la aridez parece absoluta, ocurre un fenómeno que cada cierto número de años transforma la arena en un tapiz de vida. Es el Desierto Florido de Atacama, una manifestación única en el planeta que suele presentarse durante la primavera austral, entre los meses de septiembre y noviembre, cuando las lluvias invernales han superado los 15 milímetros y despiertan miles de semillas que han esperado durante años bajo el suelo. En esos días, el desierto más seco del mundo se cubre de lilas, amarillos y blancos, extendiendo su belleza efímera entre Copiapó y Vallenar.

El fenómeno está estrechamente ligado al ciclo de El Niño, que altera la temperatura de las corrientes marinas y provoca un aumento de las precipitaciones. Gracias a ello, surgen más de 200 especies de flores, la mayoría endémicas, entre ellas la pata de guanaco (Cistanthe grandiflora), la añañuca amarilla (Zephyranthes bagnoldii), los suspiros lilas (Nolana rostrata) y el huille blanco (Leucocoryne spp.). La floración avanza desde la costa hacia el interior, y dura pocas semanas, lo justo para recordar que incluso en la sequedad extrema la vida encuentra su momento para florecer.

Flores lilas cubriendo el suelo del Desierto Florido de Atacama durante la primavera austral, símbolo de la vida que renace en el desierto más seco del mundo

La vida que surge con las flores

Durante el Desierto Florido de Atacama, no solo las plantas cobran protagonismo. Insectos, aves y mamíferos reaparecen para aprovechar la explosión de alimento. Entre ellos destaca la pequeña vaquita del desierto (Gyriosomus angustus), un escarabajo endémico de Paposo, en la región de Antofagasta, que forma parte del ecosistema florido. Su población es escasa y se encuentra clasificada En Peligro, según la ficha del Ministerio del Medio Ambiente de Chile, debido a amenazas como el pastoreo caprino, la reducción de la cobertura vegetal y la acumulación de microbasurales.

Este coleóptero, también llamado “vaquita del desierto”, mide unos 18 milímetros y carece de alas metatorácicas, por lo que se desplaza lentamente entre piedras y hojarasca. Su alimentación es fitófaga, basada en la vegetación nativa que florece durante el evento. En años de floración, su presencia aumenta y se convierte en un símbolo de equilibrio natural entre flora e insectos polinizadores.

Un parque para proteger lo efímero

Para conservar este frágil ecosistema, en junio de 2023 el gobierno de Chile creó el Parque Nacional Desierto Florido, administrado por la CONAF. Con una extensión de 57.107 hectáreas, el parque se ubica en la comuna de Copiapó y está dividido en dos sectores: Travesía y Chañarcillo, separados por la Ruta 5 Norte. Allí, especies como el cuerno de cabra (Skytanthus acutus), el cactus copao (Eulychnia acida) y la campánula de Chañarcillo (Salpiglossis spinescens) encuentran refugio frente al cambio climático y la presión humana.

Durante el fenómeno, también se incrementa la actividad de mariposas, escarabajos, zorros y aves como el aguilucho o la bandurria. Sin embargo, el parque aún no cuenta con infraestructura para recibir visitantes: su plan de manejo 2024-2025 definirá los senderos, miradores y zonas de interpretación ambiental para permitir un turismo responsable sin afectar el ciclo natural de la floración.

Donde la aridez florece

El Desierto Florido de Atacama es, ante todo, una lección de resistencia. Cada flor que surge del polvo es una historia de adaptación milenaria frente al calor, la sal y la falta de agua. Las autoridades chilenas, junto a científicos y comunidades locales, buscan ahora equilibrar la admiración turística con la protección ecológica, para que este milagro siga repitiéndose. Porque si algo enseña el desierto florido, es que incluso en los lugares más inhóspitos, la vida siempre encuentra la forma de volver a empezar.

Robinson G.

Escritor entusiasta. Me gusta explorar temas curiosos y dudas existenciales. Todo empezó con aquellos “Datos curiosos de Google”.