Donald Trump volvió a acaparar titulares en la Asamblea General de Naciones Unidas al denunciar un presunto sabotaje en la ONU durante su discurso. El presidente estadounidense aseguró que problemas técnicos afectaron su intervención y los convirtió en una señal de que el organismo no cumple con su papel.
Trump cuestionó el rol del organismo, acusándolo de imponer agendas globales que atentan contra la soberanía nacional. Subrayó que Estados Unidos no se someterá a presiones externas y que la ONU debe limitarse a respetar las decisiones de cada país. Su mensaje inicial buscó marcar distancia frente al mismo espacio que le daba la palabra.
En medio de este bloque lanzó una broma que desató risas y sorpresa: aseguró que “lo único que la ONU me ha dado es un mal teleprompter y una escalera mecánica dañada”. Con ello, convirtió una falla técnica en un recurso de autopromoción y en una crítica humorística al organismo, reforzando su estilo de líder espontáneo y desafiante.
El discurso y el momento de la broma
El discurso de Trump ante la Asamblea General estuvo cargado de mensajes nacionalistas y de advertencias contra lo que considera imposiciones externas. Durante el discurso, Trump se enfrentó a dificultades con el teleprompter y mencionó, entre risas, una escalera mecánica dañada. Estas referencias se interpretaron como un chiste en el momento, pero la verdadera denuncia de sabotaje en la ONU llegó hoy, cuando endureció su postura.
La reacción en la sala mezcló asombro y risas, pero también generó preocupación entre delegados que consideraron la acusación como un ataque directo a la institución.
La reacción oficial y la exigencia de investigación
Hoy, la Casa Blanca publicó en su cuenta oficial de X un comunicado dirigido al Secretario General de Naciones Unidas. En él, Trump declaró: “I’m sending a copy of this letter to the Secretary General, and I demand an immediate investigation. No wonder the United Nations hasn’t been able to do the job that they were put in existence to do…”
(Estoy enviando una copia de esta carta al Secretario General, y exijo una investigación inmediata. No es de extrañar que las Naciones Unidas no hayan podido hacer el trabajo para el que fueron creadas…)
Con estas palabras, el mandatario exigió una investigación inmediata para esclarecer lo ocurrido y volvió a subrayar su crítica a la supuesta ineficacia del organismo.
La postura oficial no deja lugar a dudas: Washington considera las fallas como un acto que no puede pasarse por alto. La denuncia de sabotaje en la ONU ya circula en medios y foros diplomáticos.
Humor, crítica y estrategia política
El episodio mostró una de las características más reconocibles de Trump: convertir tropiezos en oportunidades políticas. Primero, utilizó el humor durante su intervención para restar tensión a las fallas técnicas. Más tarde, ese mismo incidente fue transformado en una acusación formal de sabotaje en la ONU, lo que le permitió captar la atención mundial y reforzar su estilo desafiante.
La secuencia dejó en claro cómo combina recursos: la broma espontánea que provoca risas y el mensaje político que busca dejar huella en la agenda internacional. De esta manera, Trump volvió a colocarse en el centro del debate global.
Lo que viene
Este nuevo capítulo en la relación de Trump con la ONU se suma a la lista de tensiones acumuladas durante su mandato. La exigencia de investigación podría abrir un frente diplomático complejo, mientras en Washington se insiste en que el organismo debe reformarse para recuperar legitimidad.
La denuncia de sabotaje en la ONU se convierte así en un eje más de su narrativa contra las instituciones globales. Queda por ver cómo responderá el Secretario General y qué efectos tendrá en la dinámica entre Estados Unidos y el resto de la comunidad internacional.




