Google Quantum AI anunció un avance que marca un antes y un después en la historia de la computación cuántica. Por primera vez, un algoritmo cuántico ha demostrado ser verificable y más rápido que los supercomputadores más potentes del mundo. Llamado Quantum Echoes, este logro fue posible gracias al procesador cuántico Willow, que completó el cálculo 13.000 veces más rápido que los sistemas clásicos.
El hito no solo confirma la llamada ventaja cuántica verificable, sino que también abre el camino hacia las primeras aplicaciones reales de la computación cuántica. Según el comunicado de la compañía, el algoritmo Quantum Echoes puede utilizarse para estudiar la estructura de moléculas, contribuyendo a descubrimientos en medicina, energía y ciencia de materiales.
El avance fue publicado en la revista Nature bajo el título Observation of constructive interference at the edge of quantum ergodicity, respaldando de forma científica el rendimiento y verificabilidad del sistema.

Cómo funciona Quantum Echoes
El algoritmo cuántico desarrollado por Google, denominado Quantum Echoes, se basa en un principio conocido como correlador fuera de orden temporal (OTOC), una herramienta que permite observar cómo la información se propaga dentro de un sistema cuántico. En términos simples, el algoritmo envía una señal cuántica hacia adelante y luego la invierte, generando un “eco” que revela la dinámica interna del sistema.
Este método aprovecha el fenómeno de la interferencia constructiva, donde las ondas cuánticas se refuerzan entre sí, amplificando la precisión de las mediciones. Gracias a la estabilidad y baja tasa de error del chip Willow, los investigadores pudieron repetir el experimento miles de veces obteniendo resultados consistentes y verificables.
El experimento no solo valida la potencia del hardware cuántico, sino también la madurez de los algoritmos que ahora pueden ofrecer resultados reproducibles. Esa verificabilidad es clave: significa que otro procesador cuántico del mismo nivel podría repetir el experimento y obtener la misma respuesta.
De los ecos cuánticos a las aplicaciones reales
El algoritmo cuántico de Google abre una nueva etapa para la investigación aplicada. En colaboración con la Universidad de California, Berkeley, el equipo demostró que Quantum Echoes puede caracterizar la estructura de moléculas mediante un enfoque similar a la resonancia magnética nuclear (NMR). Esta técnica, fundamental en el análisis de compuestos químicos, podría mejorarse enormemente con ayuda cuántica.
El propio equipo de Google Quantum AI compara este avance con la aparición del microscopio o el telescopio: herramientas que permitieron observar lo que antes era invisible. En este caso, el algoritmo permite medir interacciones atómicas imposibles de capturar con técnicas clásicas.
Nicholas Rubin, químico cuántico de Google AI, explicó que esta capacidad podría transformar la investigación de nuevos materiales, baterías y medicamentos, al ofrecer un “cuantoscope” capaz de analizar sistemas a nivel subatómico con una precisión sin precedentes.
Una carrera hacia la ventaja cuántica completa
Desde 2019, Google ha impulsado una secuencia de hitos en el campo. Primero, demostró que un ordenador cuántico podía resolver en minutos un problema que a los clásicos les llevaría miles de años. Luego, con el chip Willow en 2024, logró una reducción de errores que la comunidad esperaba desde hacía tres décadas. Ahora, con Quantum Echoes, se alcanza una combinación sin precedentes de velocidad y verificabilidad.
El siguiente objetivo, según el equipo de Google Quantum AI, es alcanzar el Milestone 3 de su hoja de ruta: la creación de un qubit lógico de larga duración, paso esencial hacia una computadora cuántica completamente funcional.
En palabras del equipo, este algoritmo cuántico representa el inicio de la era en que las computadoras cuánticas pasarán de “hacer ciencia” a permitir hacer ciencia.



