En entrevista exclusiva con Daniel Coronell, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, reafirmó su visión más profunda: “Mi lucha no es por el poder, sino por la vida”. Con esta frase, el mandatario resumió el sentido ético y político que, según él, debe guiar a los gobiernos en un mundo marcado por la desigualdad y la crisis ambiental. Petro y la defensa de la vida se convirtieron en el eje central de su mensaje final.
La vida como centro de la política
Petro explicó que el poder solo tiene sentido cuando protege la existencia humana y el equilibrio del planeta. “Gobernar no es mandar; es cuidar”, dijo, subrayando que las decisiones públicas deben partir de la protección de la vida en todas sus formas.
El presidente agregó que los pueblos no pueden seguir midiendo el progreso por el crecimiento económico, sino por la capacidad de garantizar bienestar, justicia y sostenibilidad. “El poder sin vida es vacío. Lo que nos mueve debe ser la preservación del planeta”, afirmó.
Un mensaje humanista
Durante la conversación, el mandatario relacionó su concepto de la vida con la paz, la naturaleza y la dignidad. Dijo que el conflicto armado, la pobreza y la destrucción ambiental provienen de la misma raíz: la indiferencia ante la vida. “No puede haber justicia si la muerte sigue siendo el precio del progreso”, advirtió.
Petro defendió una política que combine desarrollo con respeto al entorno, y reiteró que América Latina debe asumir un liderazgo moral en la lucha global contra la desigualdad y el cambio climático. “La defensa de la vida es la verdadera revolución”, sostuvo.
La política como responsabilidad humana
Las declaraciones de Petro y la defensa de la vida resumen su visión de la política como un acto de responsabilidad colectiva. En su mensaje final, insistió en que el poder no puede ser un fin en sí mismo, sino un instrumento para preservar la existencia humana.
“La vida debe estar en el centro del poder”, concluyó, dejando en claro que su proyecto no se define por la autoridad, sino por la humanidad.



