El Nobel de María Corina Machado ha marcado un precedente inusual en la historia reciente del galardón. Por primera vez en ocho décadas, el Consejo Noruego por la Paz (Norges Fredsråd) anunció que no organizará el tradicional desfile con antorchas en honor a la ganadora del Premio Nobel de la Paz. La decisión, tomada tras una consulta entre sus 17 organizaciones miembro, refleja el desacuerdo interno que ha despertado el reconocimiento a la opositora venezolana.
El Consejo explicó que la determinación responde a que la premiada “no representa los valores” de sus organizaciones afiliadas, que han considerado que este año el galardón no está en línea con sus principios de paz, justicia y diálogo.

“Es una decisión difícil, pero necesaria”, declaró la presidenta del Consejo, Eline H. Lorentzen, subrayando que la institución mantiene respeto por el Comité Nobel, pero que también debe ser fiel a su propia base y tradición pacifista.
Un Nobel que divide opiniones
Como informó El Xpress hace dos semanas, el Comité Nobel noruego otorgó el Premio Nobel de la Paz 2025 a María Corina Machado, destacando su defensa de los derechos democráticos y su papel en la lucha pacífica por una transición política en Venezuela. El reconocimiento internacional fue recibido como un gesto de respaldo a la oposición venezolana, pero también generó incomodidad en sectores diplomáticos y pacifistas del país escandinavo.
Para el Consejo Noruego por la Paz, el Nobel de María Corina Machado representa una tensión entre el ideal de la no violencia y la confrontación política que ha caracterizado su trayectoria. Voces dentro de la organización han señalado que el galardón, aunque legítimo, refleja más una lectura geopolítica que un reconocimiento a procesos de mediación o reconciliación.
Un gesto simbólico desde Noruega
La cancelación del desfile con antorchas no solo interrumpe una tradición de 80 años, sino que también se interpreta como una forma de protesta simbólica dentro de Noruega. Desde 1945, este acto ha representado la unión de la sociedad civil para celebrar a quienes promueven la paz mundial, reuniendo cada año a cientos de personas frente al Ayuntamiento de Oslo.
Al suspenderlo, el Consejo Noruego por la Paz envía un mensaje claro: no toda distinción internacional cuenta con un consenso moral en el propio país anfitrión del Nobel. La decisión también evidencia cómo el Nobel de María Corina Machado trasciende la esfera venezolana para abrir un debate sobre la coherencia de los valores que sustentan el premio.
Entre la diplomacia y la disidencia
En Oslo la discusión gira en torno al papel del premio como instrumento diplomático. La ausencia de la procesión con antorchas se podria percibir, como una señal de que incluso dentro de Noruega existen reservas frente a la dirección ideológica del Comité Nobel.
El Nobel de María Corina Machado se convierte así en un caso singular: una distinción que, en lugar de unir, ha expuesto fracturas tanto en el escenario internacional como en el corazón mismo de Oslo.



