El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirmó que su gobierno está logrando un renacimiento económico impulsado por la autosuficiencia energética. Durante su discurso del 16 de octubre, prometió que la gasolina bajará a 2 dólares por galón, un precio que no se ve desde mayo de 2020, cuando el mercado colapsó por la pandemia. Con esta declaración, su administración reafirma su objetivo de mantener energía barata en Estados Unidos como eje central de su política económica. “Estamos bajando el precio del barril y pronto veremos la gasolina a 2 dólares, o incluso menos”, aseguró el mandatario.
Según datos de la U.S. Energy Information Administration, en ese periodo la gasolina rondó los 0.55 USD por litro (2.08 USD por galón), mientras que el promedio actual es de 3.49 USD por galón, según GlobalPetrolPrices.com. De cumplirse, la meta de Trump representaría una reducción de más del 40 % en los precios actuales.

Energía barata en Estados Unidos como motor económico
Trump vinculó la estabilidad energética con la expansión industrial, argumentando que “si controlamos la energía, controlamos la paz”. Afirmó que su administración busca mantener precios bajos y reactivar la producción nacional para fortalecer tanto la economía interna como la influencia global del país.
La energía barata en Estados Unidos —dijo— sería la base de un nuevo auge industrial. Según su discurso, la reducción en costos de combustible beneficiará a aliados occidentales y permitirá financiar la paz sin depender de importaciones extranjeras. “Estados Unidos vuelve a ser el centro financiero y energético del mundo”, subrayó.
Inversiones proyectadas por 20 billones de dólares
El presidente también presentó una proyección de 20 billones de dólares en inversiones para fin de año, de las cuales 17 billones ya estarían comprometidos en los primeros ocho meses de gestión. Sin embargo, aclaró que gran parte de ese monto corresponde a inversiones por venir, en sectores como la manufactura, la farmacéutica y la tecnología.
Trump contrastó estas cifras con la administración anterior, señalando que “Biden no alcanzó ni un billón en cuatro años”. Aunque la cifra total es debatible, su discurso busca reforzar la percepción de que el país está recuperando su atractivo para la inversión privada y extranjera.
El poder económico como estrategia internacional
Más allá de los números, Trump presentó la prosperidad económica como un instrumento diplomático. Aseguró que un país energéticamente independiente puede garantizar su seguridad y la de sus aliados. En su narrativa, el crecimiento interno es la herramienta que permitirá financiar la paz en regiones como Europa del Este y Medio Oriente.
Analistas económicos señalan que una reducción sostenida en los precios del combustible podría estimular el consumo, pero advierten que la meta de 2 USD por galón es difícil de alcanzar sin subsidios o recortes de producción en la OPEP. Aun así, el mensaje refuerza la imagen de una América autosuficiente, donde la energía vuelve a ocupar el centro del poder.
Un mensaje de abundancia y poder
El tono triunfal del discurso mezcla cifras ambiciosas con una narrativa de recuperación nacional. Para Trump, la combinación de energía barata en Estados Unidos y flujo de inversiones consolida su visión de un país que lidera el orden económico global. “Ningún otro país tiene estos números”, repitió en varias ocasiones.
Aunque sus proyecciones generan dudas entre los analistas, el mensaje cala en un electorado que asocia prosperidad con independencia energética. Si logra traducir sus promesas en resultados tangibles, la economía podría convertirse en su carta más fuerte dentro y fuera de las fronteras estadounidenses.


