Duendes rojos: el enigma luminoso que surge por encima de las nubes

Durante una tormenta eléctrica, cuando los relámpagos parecen limitarse al interior de las nubes, el cielo puede esconder un fenómeno aún más extraño. Muy por encima de los cumulonimbos, en capas donde el ojo humano rara vez mira, aparecen fugazmente los llamados duendes rojos, destellos luminosos que duran apenas milisegundos.

Lejos de la ciencia ficción, estos eventos eléctricos reales han sido registrados gracias a cámaras de alta sensibilidad y a la observación paciente de científicos y aficionados. Su color rojizo y su forma vertical los convierten en uno de los fenómenos más llamativos —y menos comprendidos— de la atmósfera superior.

Aunque han sido fotografiados durante décadas, los duendes rojos siguen planteando preguntas clave sobre su origen, su comportamiento y su papel en las grandes tormentas eléctricas.

Qué son los duendes rojos y dónde aparecen

Los duendes rojos, conocidos científicamente como sprites, son descargas eléctricas que se producen por encima de las nubes de tormenta, especialmente sobre los cumulonimbos asociados a sistemas eléctricos intensos.

Se desarrollan en la mesosfera, una región de la atmósfera situada aproximadamente entre los 50 y los 90 kilómetros de altitud. Desde el suelo, rara vez pueden ser observados a simple vista debido a su escaso brillo y a su brevísima duración.

Visualmente, los duendes rojos presentan una estructura característica: filamentos azulados que descienden hacia las nubes y un destello superior de color rojo anaranjado que se expande horizontalmente.

Cómo se forman estos destellos en la atmósfera superior

La formación de los duendes rojos está asociada a relámpagos positivos que descargan desde la nube hacia la Tierra. Este tipo de rayo deja a la parte superior de la nube con un fuerte déficit de electrones.

Como consecuencia, se genera una enorme diferencia de voltaje entre la nube y la ionosfera. Ese campo eléctrico acelera electrones a gran velocidad, provocando colisiones con las moléculas del aire en las capas altas de la atmósfera.

Solo una fracción de estos relámpagos tiene la energía suficiente para desencadenar duendes rojos, lo que explica por qué no todas las tormentas los producen y por qué su aparición sigue siendo relativamente rara.

Por qué son tan difíciles de observar y estudiar

Uno de los principales desafíos para estudiar los duendes rojos es su duración extremadamente corta, que oscila entre 3 y 10 milisegundos. Esta fugacidad los hace prácticamente imposibles de captar con cámaras convencionales.

Además, su bajo brillo superficial implica que solo pueden registrarse de noche y con equipos capaces de trabajar a miles de fotogramas por segundo. Incluso en esas condiciones, muchos eventos pasan desapercibidos.

Las observaciones de alta velocidad han revelado que los duendes rojos no son un único destello, sino conjuntos de pequeñas regiones de ionización que se desarrollan casi simultáneamente.

Un fenómeno que la ciencia aún no logra explicar del todo

Aunque los sprites fueron documentados por primera vez en 1989, su estudio sistemático es relativamente reciente. Desde entonces, se han observado desde tierra, desde aviones e incluso desde el espacio.

A pesar de estos avances, la NASA señala que la causa exacta de los duendes rojos aún no está completamente definida, más allá de su relación general con rayos positivos de nube a tierra.

Este desconocimiento mantiene abierto el debate científico y convierte a los duendes rojos en una de las manifestaciones más intrigantes de la electricidad atmosférica moderna.

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