Estados Unidos respaldó la reforma constitucional en El Salvador, aprobada por la Asamblea Legislativa, que habilita la reelección indefinida del presidente y amplía el periodo presidencial a seis años. Washington rechazó, además, las comparaciones con regímenes autoritarios de la región, en medio de un intenso debate sobre el futuro político de Nayib Bukele.
El apoyo de Estados Unidos
En un comunicado difundido por el presidente salvadoreño Nayib Bukele a través de su cuenta de X, el Departamento de Estado afirmó que “la Asamblea Legislativa de El Salvador fue elegida democráticamente para promover los intereses y las políticas de sus electores. La decisión de realizar cambios constitucionales es suya. Les corresponde decidir cómo debe gobernarse su país”.
El portavoz estadounidense agregó que se “rechaza la comparación del proceso legislativo de El Salvador, basado en la democracia y constitucionalmente sólido, con regímenes dictatoriales ilegítimos en otras partes de nuestra región”.
Este respaldo se produce en un momento clave, cuando la comunidad internacional observa con atención el alcance de las reformas impulsadas por la bancada oficialista en San Salvador.
Detalles de la reforma constitucional
Con 57 votos a favor, la Asamblea Legislativa aprobó y ratificó una serie de modificaciones que transforman el panorama electoral. Entre los puntos principales destacan:
- Reelección presidencial indefinida: al eliminar restricciones que impedían la continuidad en el cargo, los ciudadanos podrán decidir si un mandatario debe seguir gobernando según su desempeño.
- Ampliación del mandato a seis años: la presidencia pasa de cinco a seis años, buscando mayor estabilidad política.
- Eliminación de la segunda vuelta electoral: el candidato con más votos será proclamado ganador en primera vuelta, con el argumento de reducir costos y agilizar procesos.
La diputada de Nuevas Ideas, Ana Figueroa, señaló que cada segunda vuelta electoral cuesta al Estado cerca de 50 millones de dólares, fondos que podrían destinarse a infraestructura y servicios públicos. “Con esos recursos se puede construir un hospital y más escuelas”, sostuvo.
Reacciones y críticas
La oposición salvadoreña y organizaciones como Amnistía Internacional y Human Rights Watch alertaron que la reforma erosiona la democracia y abre la puerta a una concentración excesiva de poder en manos del Ejecutivo. Las comparaciones con Nicaragua y Venezuela no se hicieron esperar.
Desde sus redes sociales, Bukele defendió los cambios al acusar a la comunidad internacional de aplicar un doble estándar. “El 90 % de los países desarrollados permiten la reelección indefinida de su jefe de gobierno, y nadie se escandaliza. Pero cuando un país pequeño y pobre como El Salvador intenta lo mismo, lo llaman el fin de la democracia”, escribió. Agregó que incluso si el país adoptara un sistema similar al de Reino Unido, España o Dinamarca, “seguirían sin apoyarlo, porque el problema no es el sistema, sino que un país pobre se atreva a actuar como uno soberano”.
Lo que viene para Bukele y El Salvador
Las reformas incluyen una disposición transitoria que recorta el actual mandato de Nayib Bukele, que debía terminar en 2029, y lo concluye en 2027 para unificar elecciones presidenciales, legislativas y municipales. Esto abre la posibilidad de que Bukele busque un tercer mandato consecutivo, aunque hasta ahora no lo ha confirmado oficialmente.
Para el oficialismo, la medida fortalecerá la gobernabilidad y reducirá el desgaste de campañas constantes. Sus críticos, en cambio, temen que marque el inicio de un modelo presidencial sin alternancia real.
El peso del respaldo estadounidense
El apoyo de Washington refuerza la legitimidad internacional de la reforma constitucional en El Salvador, pese a las advertencias de organismos de derechos humanos. Con el país encaminado hacia las elecciones de 2027, la incógnita es si Bukele se lanzará nuevamente y hasta qué punto el aval de Estados Unidos influirá en el futuro democrático salvadoreño.
Referencias
EFE
Asamblea Legislativa de El Salvador