La cancelación de suscripciones de Netflix se convirtió en tendencia desde el 30 de septiembre, luego de que un usuario anunciara públicamente que dejaba la plataforma en protesta contra el creador de una de sus series animadas. Elon Musk se sumó con un llamado directo a cancelar el servicio, amplificando el debate. La polémica gira en torno a Hamish Steele, autor de Dead End: Paranormal Park, acusado tanto por sus posturas políticas en redes sociales como por el contenido de su obra.
La cancelación de suscripciones de Netflix no solo dominó las conversaciones en X, sino que también coincidió con una caída en el valor bursátil de la compañía, lo que refuerza la percepción de presión sobre la plataforma.
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La chispa inicial: un usuario cancela y muestra su reclamo
Todo comenzó cuando Matt VanSwol compartió en X un screenshot de la cancelación de su cuenta de Netflix. En la sección de comentarios explicó que la decisión estaba motivada por las publicaciones de Hamish Steele, a quien acusó de celebrar la muerte del activista Charlie Kirk. Este primer mensaje generó reacciones inmediatas.
La cancelación de suscripciones de Netflix comenzó entonces a replicarse en distintas comunidades digitales, donde otros usuarios compartían sus propias cancelaciones como gesto de protesta.
Elon Musk amplifica el mensaje
Elon Musk, una de las voces más influyentes en X, respondió al post con un simple “Same”, dando a entender que había hecho lo mismo. Poco después publicó un mensaje más contundente: “Cancel Netflix for the health of your kids” (Cancelen Netflix por la salud de sus hijos).
Con esas frases, la cancelación de suscripciones de Netflix pasó de ser un reclamo aislado a una tendencia global, impulsada por la magnitud de la plataforma de Musk y su influencia mediática. Miles de usuarios replicaron su mensaje con el hashtag #CancelNetflix.
El centro de la polémica: Hamish Steele y su serie
La controversia no recae únicamente en Dead End: Paranormal Park, sino principalmente en su creador, Hamish Steele. Steele es un animador británico ganador de premios Eisner y GLAAD, que en redes sociales adoptó posturas políticas fuertes. Una de sus publicaciones fue señalada como una celebración de la muerte de Charlie Kirk, lo que detonó la ola de críticas.
El señalamiento se intensificó porque la serie que creó, disponible en Netflix Kids, incluye a Barney Guttman, un personaje trans cuya identidad se aborda abiertamente en la trama. Cuentas como Libs of TikTok y La Derecha Diario compartieron clips de la serie acusándola de “adoctrinar a niños”.
🚨🇺🇸 | REPUDIABLE: Netflix promueve la degenerada ideología de género en niños con programas infantiles donde hablan de transexualidad.
— La Derecha Diario (@laderechadiario) October 1, 2025
"Soy trans, todos en el colegio lo saben. Nunca he sido más feliz". pic.twitter.com/ullGnyQkuQ
Un creador en el centro del huracán
Steele ha defendido la representación diversa en sus obras, pero sus publicaciones políticas lo colocaron en la primera línea del debate. Para sus críticos, su estilo confirma que Netflix apoya agendas ideológicas, mientras que para sus seguidores representa un avance en inclusión. La controversia actual demuestra cómo la figura de un creador puede arrastrar a toda una compañía al centro de un boicot.
Impacto en la bolsa y el negocio de Netflix
El 1 de octubre de 2025, las acciones de Netflix cerraron en 1.171,10 dólares, lo que representa una caída de 2,61 % en los últimos cinco días. Aunque el mercado bursátil responde a múltiples factores, la coincidencia temporal con la tendencia de cancelación de suscripciones de Netflix alimentó la percepción de un impacto negativo.

No es la primera vez que la compañía enfrenta boicots relacionados con debates culturales. Sin embargo, el involucramiento de Elon Musk, sumado a la presión política y mediática, da un nuevo nivel de visibilidad al caso.
Más allá de la polémica
La cancelación de suscripciones de Netflix muestra cómo el consumo cultural se convierte en un terreno de disputa política y social. Para algunos, es un acto de protesta contra lo que consideran adoctrinamiento; para otros, un intento de censurar la diversidad representada en el contenido.
La compañía se encuentra así en una encrucijada: mantener su apuesta por la inclusión en la narrativa infantil y respaldar a sus creadores, o ceder ante la presión de un sector del público. Lo cierto es que la controversia revela el peso que figuras como Elon Musk pueden tener en las decisiones de consumo de millones de personas.