La gasolina más barata en Estados Unidos ya es una realidad. Según un comunicado de la Casa Blanca, el precio promedio nacional cayó a 2,98 dólares por galón, el nivel más bajo desde 2021. Para el gobierno de Donald Trump, este descenso marca “un triunfo de la independencia energética” y un punto de inflexión tras años de precios altos durante la administración anterior.
Hace unos días, durante su conferencia con el FBI, Trump prometió que la gasolina bajaría a 2 dólares por galón, reafirmando su objetivo de mantener energía barata en Estados Unidos como eje central de su política económica. Hoy, los datos parecen darle la razón: el precio nacional cae por debajo de los 3 dólares y consolida la narrativa de un renacimiento energético.
El reporte, basado en cifras de GasBuddy, indica que 35 estados registran precios inferiores a los 2,99 dólares, con casos como Colorado y Texas, donde se alcanzaron los 1,99 dólares por galón. Para la Casa Blanca, este fenómeno demuestra que la política de producción interna “está devolviendo poder adquisitivo a las familias estadounidenses”.
Promesa cumplida: de la retórica al surtidor
Cuando Trump habló de “energía barata para todos” en su discurso ante el FBI, muchos analistas dudaron de su viabilidad. Sin embargo, desde su regreso al poder, la combinación de incentivos a la producción nacional, reducción de impuestos al sector energético y nuevas licencias de perforación en territorio federal ha transformado el panorama.
Los efectos se sienten no solo en las gasolineras, sino también en la cadena logística. Las tarifas de transporte han descendido, la demanda de diésel se ha estabilizado y, según la EIA, el consumo interno mantiene un crecimiento moderado pero sostenido.
En este contexto, el mercado energético estadounidense consolida su posición como uno de los más competitivos del mundo, al tiempo que impulsa la percepción de que Trump está cumpliendo una de sus principales promesas electorales: reducir el costo del combustible sin depender de la OPEP.
Impacto económico y reacción del mercado
Para los consumidores, la gasolina más barata en Estados Unidos significa un respiro frente a la inflación acumulada de los últimos años. Los precios más bajos se traducen en una reducción directa de costos en transporte, alimentos y bienes básicos.
A nivel macroeconómico, el Departamento del Tesoro estima que este escenario contribuirá a moderar la inflación energética y reforzar el consumo interno durante el último trimestre del año. La medida también fortalece el dólar frente a monedas dependientes del petróleo importado, como el euro y el yen.
Analistas consultados por medios locales advierten, sin embargo, que el equilibrio podría ser temporal. Un repunte de la demanda global o tensiones en Medio Oriente podrían presionar nuevamente los precios, aunque por ahora los indicadores se mantienen estables.
El contexto: de la promesa a la realidad
Hace unos días, durante su conferencia con el FBI, Donald Trump prometió que la gasolina bajaría a 2 dólares por galón, reafirmando su objetivo de mantener energía barata en Estados Unidos como eje de su política económica.
El Xpress reseñó esa declaración, destacando cómo el mandatario vinculó la estabilidad energética con la expansión industrial y la recuperación del poder económico del país.
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Hoy, esa afirmación encuentra respaldo en los datos oficiales: la Casa Blanca confirmó que el precio promedio nacional cayó a 2,98 dólares por galón, el nivel más bajo en cuatro años.
El informe cita reportes de medios de todo el país —desde Florida y Texas hasta Oregón y Nueva York— que reflejan descensos sostenidos, consolidando el mensaje de un “renacimiento energético” que mezcla crecimiento económico, reducción de precios y fortalecimiento del empleo.
Perspectivas: ¿cuánto durará la tendencia?
GasBuddy y la Asociación Americana del Automóvil (AAA) coinciden en que los precios podrían mantenerse por debajo de los tres dólares “durante gran parte de los próximos meses”, siempre que no ocurran interrupciones mayores en la cadena de suministro.
Con una política centrada en aumentar la producción doméstica y relajar ciertas regulaciones ambientales, la Casa Blanca apuesta a mantener la gasolina más barata en Estados Unidos como símbolo de estabilidad económica.
Sin embargo, los expertos subrayan que la sostenibilidad de esta tendencia dependerá de factores globales como el conflicto en Medio Oriente, la producción de la OPEP+ y el impacto climático en las refinerías del Golfo.


