
A tan solo una hora de Bogotá, en el tranquilo municipio de Nemocón (Cundinamarca), se esconde uno de los tesoros naturales y culturales más sorprendentes de Colombia: la Mina de Sal de Nemocón. Con más de cinco siglos de historia, este majestuoso escenario subterráneo invita a los visitantes a sumergirse en un recorrido que combina geología, cultura, espiritualidad y asombro visual a más de 80 metros bajo tierra.
Su historia se remonta a la época precolombina, cuando los pueblos muiscas, antiguos habitantes del altiplano cundiboyacense, extraían la sal mediante técnicas de evaporación. Este mineral era tan valioso que funcionaba como moneda de intercambio, convirtiendo a Nemocón en un punto comercial clave de la región. Con la llegada de los españoles en el siglo XVI, la explotación se intensificó y, siglos más tarde, se consolidó como una de las principales fuentes de sal del país. La mina operó de forma industrial hasta mediados del siglo XX, y en 2005 fue reabierta al público como atractivo turístico y museo vivo de la historia minera colombiana.

El recorrido guiado, de aproximadamente una hora y media, lleva a los visitantes por más de 1.600 metros de túneles y cámaras naturales talladas en roca de sal. A medida que se avanza, la iluminación resalta las texturas, vetas y cristales que cubren las paredes, creando un ambiente casi mágico. Entre los puntos más destacados del recorrido se encuentran los Espejos de Salmuera, estanques de agua que reflejan luces y formas con una perfección hipnótica; la Cascada de Sal, una formación blanca que parece congelar el movimiento del agua; y la Capilla de la Virgen del Carmen, erigida por los mineros como símbolo de fe y esperanza.

Uno de los lugares más emblemáticos es la Cámara del Pálpito, donde se encuentra el famoso “Corazón de Nemocón”, un cristal de halita de 1.600 kilogramos tallado en forma de corazón, considerado el más grande de Sudamérica. Este símbolo del amor y la vida minera se ha convertido en el punto favorito para fotografías y propuestas románticas. Además, los visitantes pueden conocer la escenografía original de la película Los 33, protagonizada por Antonio Banderas, filmada dentro de la mina en 2015, lo que añade un toque cinematográfico a la experiencia.

La Mina de Sal de Nemocón abre sus puertas todos los días de 9:00 a.m. a 5:00 p.m., con recorridos guiados cada hora. Las tarifas para nacionales oscilan entre $30.000 y $42.000 COP, dependiendo de la edad, e incluyen el acompañamiento de un guía, casco de seguridad y acceso al museo de superficie, donde se explica la formación geológica de la sabana y el legado cultural muisca.
El clima al interior de la mina es fresco y estable, con temperaturas entre 14 y 16 °C, por lo que se recomienda llevar una chaqueta ligera y calzado cómodo antideslizante. A la salida, los visitantes pueden disfrutar de una cafetería, tienda de recuerdos y miradores que ofrecen vistas panorámicas del pueblo.
Visitar la Mina de Sal de Nemocón es mucho más que una excursión: es una inmersión en la historia viva del altiplano, un encuentro con la fuerza de la naturaleza y una experiencia que combina aprendizaje, belleza y misticismo. Un destino ideal para familias, viajeros y amantes de la cultura que buscan descubrir los tesoros ocultos de la Sabana de Bogotá.




